Los cachorritos de plomo.
cuento infantil de Angelillo de Uixó.
Alegre pensaba que en los países cristianos de la periferia europea la gente quería a los vagabundos, y más que a estos: a los perros, sus fieles compañeros.
Por eso el señor Alegre acudió a los colegios de su pueblo para pegar e letreros anunciando la adopción de unos cachorros.
Día Uno de abril, 10:20 de la mañana, vall d uixó.
Colegio del Eleuterio Peréz, gritos de niños en el patio, las paredes de la entrada que dan a un pasillo oscuro con aulas a los lados aparecen llenas de extraños dibujos. Alegre se acercó cómo si estuviera en un museo psiquiátrico a ver los dibujos, observó en ellos algo extraño.
Había dibujos que representaban a niños pegando una paliza a un adulto, otros donde la figura de los niños están dibujada en grande y la de los padres en pequeñitos. En un dibujo aparecía un niño con una corona sobre su cabeza y a sus pies sus profesores envueltos en capullos de seda que devoraba una araña gigante. Alegre iba recorriendo aterrizado el pasillo, hasta que se quedo delante de una cartulina blanca donde pendían aún con vida varias mariposas pinchadas de un alfiler, así cómo saltamontes que lo miraban cómo Cristo debió hacerlo a los que se acercaban.
Alegre intentaba en vano comprender, cuando una mano se posó sobre su espalda.
Agggg- gritó.
Se giró temblando y vio a un hombre de cincuenta años, calvo, con bigote y vestido con traje y corbata.
¿ quien es usted?- preguntó autoritario el hombre que miraba a Alegre cómo si fuera un traficante de drogas.
Alegre, tragando saliva y se presentó enseñando los carteles
Me llamo Alegre y venía a ver si puedo poner carteles sobre unos perros en adopción, aquí está mi teléfono por si alguien quiere perro
El hombre se rió con una risa cínica de progre de izquierdas.
Pero señor Alegre, no se que pensará que es este lugar.
Señalando los dibujos de su alrededor.
No ve usted que estos cabroncetes de dos palmos de altura no saben leer, ni hay forma humana de hacer que aprendan algo debido al ambiente familiar lumpenproletario en el que viven y la educación pro sistema que les damos. Están aquí para que no maten a sus padres con unas tijeras tras ver los programa de Ana rosa quintanilla, o uno de esos putos vídeo juegos ultra violentos de cortar cabezas para conseguir un tesoro, calificado por los jueces, psicólogos y pedagogos cómo ideales para el desarrollo de la competitividad y el espíritu emprendedor. Contra todo esto no podemos luchar ni queremos.
Alegre notó con horror a varios cabroncetes de una alzada no mayor de un metro, con pelo castaño , mocos resbalando por las narices y mellados, que tiraban de su camisa raída para ver lo que llevaba entre las manos.
Niños gritando
querer,
querer
querer.
Querer.
cachorro mordiendo el rabo a papa.
¿ Que hacéis?- les preguntó de forma violenta Alegre intentando quitarse a los niños haciendo movimiento de anguila mientras ellos estiraban hiperactivos, sus rostros desfigurados por el esfuerzo reflejaban comportamientos paranoides, taras mentales cómo el DTT, el síndrome de hiperactividad, psicoticismo social, el PST, y el famoso THDT . mordían las piernas, y con sus escasos dientes lácteos penetraban la tela del vaquero hasta llegar a la carne.
Alegre levanto el puño para descargar un puñetazo sobre cráneo de un enano y noquearlo, pero el hombre con el que hablaba al ver su intención le advirtió.
Pegarles es delito.
¿ Y que hago señor?- preguntó Alegre desesperado mientras acudían al olor de la sangre más y más niños formando un corro donde el bueno de Alegre estaba atrapado.
El hombre, paciente, pasó su dedo indice por el bigote ye le aconsejo:
Hágase el muerto, a veces funciona y se van a matar otra cosa. Por cierto cómo esto va a durar, me presentare, me llamo Don Antonio, y soy profesor de matemáticas. Intentaremos resolver una escapatoria.
Alegre dando un tremendo eructo y llevándose la mano al corazón, dio una pequeña vuelta de vals cubierto desde la cintura hasta la cabeza de niños y levanto el puño cerrado pasando por entre los cuerpos ligeros de los niños , para trágico y sereno, morir cómo un soldado que cae bajo el fuego enemigo, gritando:
Muero y me derrumbo.
Compañeros,
camaradas,
que mi muerte no sea en vano,
vengarme de todos los niños capitalistas del mundo.
Los niños cantaron cómo pigmeos que derriban un elefante:
Hurra. Hurra.
Hemos vencido.
y siguieron arañando y pateando con saña criminal su cuerpo.
Alegre, paciente, con la cabeza contra las baldosas vio los zapatos negros, relucientes, de Don Antonio quietos, sin saber Alegre que sujetaba un libro de Piaget en la mano pensando que hacer.
Alegre le volvió a interpelar:
Don Antonio, no funciona, no se van.
La profesoras de inglés que pasaba se detuvo ante la escena.
Stop- le ordeno su mente.
Who is he?- cuestiono a Don Antonio.
Un pobre desgraciado que quería poner unos letreros de cachorros para adoptar. Ha caído en manos del aula de María Luisa.
!Qué horror!- Exclamó la profesora de ingles
¿ Por qué dice usted eso?- pregunto Alegre desde el suelo.
La profesora le contesto:
!Es la de discapacitados, repetidores y la de padres desahuciados!
Así es, así es,- con vehemencia Don Antonio añadió cómo coletilla para Alegre.
!Joder!- exclamo alegre.
Y observó que la profesora de ingles llevaba unos zapatitos brillantes parecidos al cristal. Alegre que era lo único que podía ver los contemplo embobado. Tras recibir varias patadas en su hígado sintió algo así cómo amor hacia la profesora de inglés, que era muy amable y se interesó por su estado:
¿ Cómo se encuentra ?
Bien, bien.
A don Antonio evidentemente no le gustaba ese interés súbito de la profesora de inglés por un desconocido.
Alegre notó cómo se acercaban los zapatos negros, anchos, a los zapatitos brillantes de la profesora. La profesora también lo notó y se alejó un poquito, dando unos saltitos de cuidadito.
Alegre con esperanzas dio un suspiro de alivio.
Los zapatos de la profesora y el profesor se quedaron frente a frente.
deberíamos hacer algo- dijo la profesora.
Alegre de un soplido lanzó un cartel de los perritos que llegó volando a los zapatitos del color de cristal de la profesora que lo recogió.
Con un suspiro de amor hacia los animales la profesara de inglés lanzó un:
Ohhhhhhhh, pero que monada de perritos.
Los niños lo percibieron y pararon de pegar a Alegre, se acercaron a la profesora cuyos ojos brillaron de emoción y ternura.
Pero si parecen figuritas de perritos de plomo, que bonitos son.
Ohhhhh- volvió a exclamar conmovida.
Alegre se puso en pie notando que una pierna le fallaba por los golpes en la rodilla. También le faltaba una zapatilla.
Apoyando su pie sobre una única pierna miró a la profesora de inglés que tenía cuerpo de bailarina.
Sus zapatos anunciaban un cuerpo bello, y surgió ante él una rubia preciosa de ojos azules, cara de porcelana, femenina, sensible, cercana a lo tierno, a lo débil, a lo que se conmueve: que es siempre tan fuerte cómo el hierro, y tan flexible cómo los juncos.
Alegre sin hacer caso al dolor y al sufrimiento, ni sentir vergüenza de lo negro de sus pies sin lavar desde hacía varias semanas, y lo mal que le olían, se mantuvo firme frente la profesora de inglés que miraba a Alegre con más pena por su aspecto de pobre que al cartel de los perros.
Alegre le explicó:
La madre de estos cachorros es una bella perra que fue abandonada en la ermita de san Antonio. Sus dueños se fueron a Dinamarca a trabajar y la olvidaron.
así fue cómo llegó a parar a mi casa, un hogar pobre y sin medios.
! Me conmovió tanto verla tan sola y necesitada!
entonces tenía casi dos años de edad. Yo sabia que nadie la iba a adoptar y si la llevaba a la perrera la matarían.
En cuanto la vi, comprendí que tendría un disgusto ,pues en mi casa había un perro.
Es cómo si esto lo hubiera visto venir.
cómo es natural, y pese a mis esfuerzos, al final perra y perro se entendieron. En un descuido, el macho al final consiguió lo que ella quería.
Ella, después de que él le hiciera el amor le mordió. No podía ni verlo. EL perro cuando se acercaba los días siguientes de la montada a olerla, sufría de los ladridos y amagos de mordiscos de ella. NO comprendo por qué. y con el rabo entre las piernas el macho se iba.
Así hasta que parió.
ahora ha tenido esta bella camada, que es un drama, pues al parir se han unido todos.
El padre quiere a los cachorros, la madre quiere los cachorros, los cachorros se quieren entre si.
La profesora de inglés rompió a llorar:
¿ Y cual es el drama?
Ojala muchos padres y madres quisiera a sus hijos de igual manera que sus perros señor.
Alegre conmovido :
El caso es que yo también estoy para que me adopten, no tengo nada de economía, y estoy esperando ir a prisión por libertad de opinión.
Me han tirado a la hoguera, aquí donde me ve, estoy muerto y no se que va a ser de ellos. ¿ comprendes?
La profesora de ingles asintió señalando a los alumnos que escuchaban cómo un cuento encantado la historia.
Alegre miró con tristeza a los niños.
Les susurró:
También a vosotros os han puesto en un cartel vuestros padres. Ese cartel ha caído en casa de la abuela, del tío, de la escuela, no os quieren vuestros padres, nadie os aguanta…. Me recuerda un cuento.
¿ Conocéis a historia del soldadito de plomo?- preguntó Alegre a la profesora de inglés, a Don Antonio y a los niños.
que respondieron que no.
Os la contaré brevemente el cuento del soldadito de Plomo- les dijo Alegre.
os contare el cuento del soldadito de plomo.
Había una vez… un soldadito de plomo que fue fabricado diferente a todos, le faltaba una pierna, pues se acabó el plomo cuando lo estaban fabricando.
¿ Pensaréis que es lo más ridículo del mundo ser soldado y que le falte la pierna a uno?
¿ Para que sirve un soldado cojo?
Pues bien, así era, y al soldadito no le importó. No perdió la calma, ni sufrió un síndrome de hiperactividad, ni se juntaba con los gitanos del parque a dar palmas, ni maldijo a nadie por haber sido fabricado defectuoso, ni tomaba drogas para olvidar de que le faltaba una pierna. No iba por ahí emborrachándose, ni pegando palizas a las mujeres, ni acosando a los compañeros de la guarnición. Al revés, era un caballero. Se enamoro de una bailarina de porcelana. La contemplaba en silencio todas las tardes, y era feliz tan solo por verla. Es decir, por sentir ¿ comprendes lo que es sentir, amar?
Yo he visto cómo se aman animales, y he visto cómo se odian las personas y se matan.
Pero aún así no somos peores que ellos. Seguramente nos tienen que pasar cosas muy duras en la vida, cómo perder una pierna o un brazo, o ser crucificados , para que veamos quienes somos de verdad. A vosotros, por vuestra condición de lumpen, os pasaran muchas cosas. Os harán pagar caro los jueces vuestros errores.
Ya estáis pagando.
¿ sabéis cómo acabo el soldadito de plomo?- les preguntó Alegre a todos ellos.
La profesora de inglés, Don Antonio y los niños, inquietos, presintiendo algo malo, con tristeza en el semblante, asustados:
No, no.
Apoyado en un solo pie, Alegre miró la ventana por la que entraba la luz clara, casi transparente de primavera del mediterráneo.
Con voz tibia, recogida, de misa…
Alegre resume la historia lentamente.
EL soldadito corrió muchas aventuras.
Oh si.
Fue lanzado a la puta calle,
de allí lo metieron en un barquito de papel,
y lo tiraron al río Belcaire.
El barquito se lleno de agua y el plomo de que estaba hecho, cómo nos enseño la santa inquisición en las ordalías , se hundió, cómo los culpables, y un pez se lo comió. Al pez lo pescaron y volvió a su hogar y vio de nuevo a la bailarina.
Todos aplauden, sobre todo Don Antonio.
Pero que historia más bonita por Dios,
es usted un genio señor Alegre. Debería escribir cuentos para niños.
Alegre ,serio.
Se giró al publico. Quedó solo rodeado de la audiencia, de espaldas, apoyado sobre su pierna, descalzo, contra la pared.
No he terminado.
No he terminado,.
No he terminado.
La profesora de Inglés se acercó.
Por favor señor Alegre no termine el cuento, déjelo así.
Ya está bien.
Alegre con la cabeza agachada niega.
La profesora con sus zapatitos casi de cristal dio dos pasitos atrás y se santiguo.
Niños- exclamó para que no escucharán, pero nada podía detenerlos, necesitaban saberlo.
Alegre, de espaldas, misterioso, susurra:
El soldadito de plomo miraba feliz a la bailarina,
y uno de los niños de la casa lo cogió…
y lo tiro al fuego.
Estaba roto.
Alegre se gira hacia los niños abriendo las manos y gritando con odio :
Estaba roto,
y lo que está roto lo queman,
lo matan,
va a prisión,
nadie lo quiere.
Sufre,
¿ Comprendéis?
Los niños se miran entre si y lloran.
comprenden que ellos son el soldadito de plomo, que los perritos son el soldadito de plomo y van a morir.
Saben que Alegre es el soldadito de plomo y que va a morir,
y que la profesora de ingles y el profesor vivirán ajenos, inocentes a este drama, porqué son de clase media y los condenan a todos ellos a la mierda.
Angelillo de Uixó.
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