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El barrio de texas-vall d´uixó atrae el fuego.

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Escena I. Antes de ver el humo.

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Y la mano del poeta hace vibrar una cuerda de la guitarra eléctrica pensando en su angelical amiga con un dolor infinito de no poder estar enredado entre sus brazos y su cuerpo en esos instantes.

Desliza por el mástil el dedo haciendo un slide que quejumbro saca el sonido de su soledad interior. Semeja el sonido al de aquel perrofluata o ser de luz que se inventa para huir de los demás que las vibraciones del cuenco budista reequilibra sus energías.

Suenan duros ataques de púas en quintas y octavas retumbando desde el amplificador de la guitarra cómo metralletas que le excita el deseo, y le hacen sentir los golpes físicos por no estar con ella.

El poeta cantando:

Oh angustia, tu nombre es deseo, es mujer.

A toda sensación,

a todo sentimiento,

a todo contacto con mujeres,

deberíamos de renunciar para no conocerte.

Oh angustia, oh angustia.

Tu creas monstruos,

Tu creas Emmos.

Goodbye, goodbye my life.

Poco a poco se va acercando un helicóptero que hace de metrónomo.

Toco, toco, toco, toco toc.

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Cabalga por el cielo la máquina cuando pasa por delante de la ventana del poeta en dirección a las cercanas colinas que se deslizan sinuosas, amigables, inocentes, cálidas, fáciles de conquistar y de dañar en su fisonomía. Se extienden grisáceas y calcáreas hasta precipitarse en el serpentino río seco del Belcaire por el flanco sur-este del barrio de texas-Vall d´uixó, donde el fuego es bastante común en el lugar. Atraído según los poetas por un cúmulo de fatalidades y casualidades, y por una especie de determinismo según el horóscopo. Aunque según la guardia civil y los sociólogos son otros motivos que no tienen que ver con la casualidad lo que hace que cada poco arda algo por el lugar.

Escena II. EL poeta ve el humo.

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Joder, cuanto humo- exclama el poeta que arrastra el jack de la guitarra hasta la terraza donde surgen entre nubes medias blancas y algodoneras que soplan un viento seco y algo fresco, las nubes negras de humo que eclipsan a las nubes blancas que se alejan hacia el mar, mientras las negras ascienden cómo una hercúlea columna que se yergue desafiante sobre las colinas de texas- vall d’uixó.

Entre las llamas, se adentra el helicóptero coronando el fuego con su característico sonido de motor y aspas.

Las colinas tapan la escena del incendio que se produce en el otro lado.

EL helicóptero parece ser engullido por las colinas, pero el áspero sonido de la máquina y el humo alimentan en la imaginación del poeta mientras hace solos de guitarra la lucha de un dragón contra un incendio.

Gracias al ruido de sus motores puede adivinar lo que está pasando.

Sus dedos se deslizan muy rápidos por el diapasón cuando asciende majestuoso, solemne y victorioso entre el humo el helicóptero semejando una escena de Apocalyse Now.

Joder, esto es el paraíso- exclama el poeta emocionado tocando las Valquirias de Wagner, y la enorme maquina alada, cómo si fuera el sol , asciende poco a poco por la colina a menos de 800 metros de distancia de los ojos del poeta que saluda a la bestia.

El helicóptero gana altura dejando abajo los árboles y el humo negro.

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Empieza a dar vueltas en círculo para vez más amplios hasta alejarse cabalgando por el cielo cómo las valquirias.

El humo negro ha desaparecido, pero volverá, Texas lo atraera, porque desea desaparecer, necesita dejar de existir para volver a ser fundado de nuevo ese barrio.

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Angelillo de Uixó.


El barrio de texas-vall d´uixó atrae el fuego. by Ángel Blasco Giménez is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.