El ladrido de Aspac y la agresión a Angelillo de Uixó

Posted: September 17, 2013 in maltrato animal, pijos defensores de los animales, Uncategorized

El ladrido de Aspac y la agresión a Angelillo de Uixó.

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Esta historia está basada en hechos reales, algunos han sido dramatizados. Los nombres de los personajes han sido cambiados.

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Aspac vive dentro de un humilladero. Una raja hecha en un contenedor de basura le sirve para salir un par de metros del contenedor para cagar, mear y olfatear el aire. Su carne ha crecido amarrada de una gruesa cadena clavada dentro del contenedor de basura volcado cerca de una chabola de mercheros en San Antonio, Vall d´uixó.

El tarántula, apretando los ojos para ver, deambula por una chabola pobremente decorada. Una mesa rustica, dos sillas, un cazo con olla junto a la chimenea donde aun queda algo de caldo labriego, le hacen tropezar al tarántula. Su cuerpo tiembla, apenas puede respirar ni tenerse en pie. Le apesta el aliento coñac, está a punto de meterse con su coima en el lecho agotado. Lleva consigo un profundo dolor de vientre, cabeza e hígado. Escucha un lastimero ladrido procedente del biombo.

Pregunta a su hijo el Josele que se está terminando de colocar un pañuelo de lunares en el cuello.

Josele, josele, hijo mío. ¿Has dado de comer al perro?

Josele.

-El perro hoy no come padre, y mañana tampoco.

Al tarántula se le ilumina una sonrisa cínica e hipos de borracho mientras se cuela por la ventana junto un rayo de luna y los lastimeros ladridos de Aspac.

¿ Y eso?

El Josele besando un crucifijo y metiendo una navaja en el bolsillo:

-Voy de pleito.

El padre le hace la señal de la cruz y dobla cómico las rodillas.

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El Josele con rostro de hombre duro sale de la chabola. Sus ojos animales cargados de rabia se cruzan con los de Aspac que mira a su dueño con odio y resignación cristiana. Aspac, pese a su indigna vida no ha perdido la noble postura de los pastores alemanes de los que procede.

Tampoco ha perdido la esperanza de que algún día pueda romper la cadena que lo sujeta y poder lanzarse a la yugular de su amo para despedazarlo. Aspac sueña que tras la venganza, sus patas correrán libres por los barrancos y pedregosas montañas de Vall d´Uixó, alejado de la civilización humana. Viviendo de la caza de senderistas que se salen de la ruta marcada por el PP para fomentar turismo. Atacando a motoristas de trial o ciclistas de descenso que se despeñan desde un ribazo, o hincando el diente a miembros del seprona que se apean de la moto llenos de polvo a echar la siesta bajo un apartado pino pensando que nadie les ha de ver. Pero no es cierto, Oh hermanos.

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Fuera de la chabola, entregado al ejercicio de las palmas aguarda al Josele un farandul descamisado con una cruz colgando de su púber pecho depilado. Se trata de otro hombre de reconocido valor aunque no sobrepase los 25 años. Un futuro asesino de navaja que matarán cómo el Josele a cientos y cientos de personas. Es conocido en el barrio de texas del que procede cómo: el Kepsu.

Ambos se saludan. Emprenden el breve camino que ha de conducirles a una caseta cercana.

Aspac gira en el semicírculo que puede hacer arrastrando la cadena. Se mueve cómo compás el monigote hambriento y humillado. Ladra con voz cansada.

Asomado en el poyo de la ventana, Angelillo de Uixó, escucha atento los lamentos del can. Y siente la pena del perro cómo suya.

Oh Aspac, si pudiera vengarte. Pero no quiero verme en pleitos todavía con esa familia. Aunque presiento que dentro de poco vendrán. Algo me lo dice.

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Guau, guau- resuenan de forma aguda y melancólica atravesando el caos de la oscuridad el ladrido de Aspac. Su lamento se clava cual dardo lanzado por Cupido en el corazón de los enamorados, en la superior alma poética y atormentada, del piadoso Angelillo de Uixó. Anuncia el ladrido cómo el gallo: calamidades.

Angelillo:

-Aspac, Aspac ¿ que quieres decirme? Algo me anuncia por tu extraño ladrido que ésta noche que empieza ha de cerrarse de forma violenta-

A lo lejos, distingue la silueta del animal que se pone a dos patas junto al contenedor de basura hogar, mientras el par de jovenes avanzan de rodillas cómo fantasmas entre las sombras-

Al ver a Angelillo apoyado en la ventana se tiran a un lado del camino.

Que nos pilla Josele- escucha Angelillo.

Angelillo, arremangándose los brazos coloca en el marco de la ventana las manos en señal de oración. Sus ojos abierto cómo platos. Habla solo dando alas y ánimo a su pensamiento.

-Por el gran dios Bogo. La figura del perro rampante y esos fantasmas que han desaparecido entre los matorrales disimulando para que no les viera, significa algo funesto.

Se aleja de la ventana y sale al balcón donde declama teatral colocándose una toalla a modo de capa. Prosigue hablando:

-La luna se cubre de un manto de nubes que pasan ocultando su brillo.

Tinieblas y oscuridad. Hoy la noche es oscura, y las campanas de las iglesias repican por la fiesta de la diada. ¿ qué habrá de significar todo esto?

Las sombras se cuelan por el vallado del vecino de enfrente de Angelillo. Ambas casas de puerta a puerta se separan por menos de tres metros. Distancia que sirve de camino.

-Hola Ramón- le saludan a él y a su pareja Marisol, el Kepsu y el Josele. Han sido invitados a cenar.

Ramón, aparece en la escena tranquilo y amable entre vecinos.

-Sentaros y picar papas, que el asado estará dentro de poco.

El Kepsu y el Josele obedecen en silencio.

La casa de Angelillo permanece tranquila y a oscuras, cómo si allí no hubiera nadie. Mientras él, en el balcón de atrás divaga sobre las estrellas, el destino y la culpa del pecado original. Utiliza una grabadora para escuchar después su discurso.

-¿Las mujeres son todas malas?- se pregunta envolviéndose la cabeza en una toalla.

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Llega a la casa de Angelillo el olor del asado. Desde biombo donde vive Aspac también debe llegar el olor ya que la bestia hambrienta empieza a ladrar muy excitada.

Ramón hace de típico anfitrión para el Kepsu y el Josele.

-¿Queréis ver una película de Disney?-

Marisol sale de una habitación llevando en la mano varias películas que ofrece para elegir.

-Tenemos el rey león y Simbad del marino.

El Kepsu mira obsesivo la casa de Angelillo que tiene enfrente.

-No, no. Gracias.

Angelillo recita y divaga.

Patético y esperpéntico, se levanta de la silla el Kepsu tirando las películas al suelo y empieza a dar voces cantando coplas:

“Ay, Ay, Ay, que dolor, que dolor que pena, te vamos a matar Angelillo. Hoy el kepsus y el Josele han venido a matarte Angelillo”

Josele, con ojos de lumbre y veneno en las venas dando palmas y haciendo los coros ríe mirando hipnótico hacia la casa de la víctima.

Ja, ja, ja, ja,

Ramón se pone en pie alarmado y sorprendido.

¿Pero que decís insensatos?

Marisol se agarra alarmada del brazo de Ramón.

Diles que se vayan por Dios- le ordena a Ramón- Han perdido la cabeza.

Ramón al kepsu y al Josele.

-¿Para esto me habéis pedido que os invite a cenar aduciendo la amistad de la infancia y lo poco que nos reunimos?

El Josele, con rostro malcarado, agrio, de joven soberbio de honor manchado.

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-Tu vecino tiene pleitos conmigo y mi familia por haber hecho una foto de mi perro Aspac.

Ramón, señalándole la puerta de la casa:

-Resuelve Josele pleitos cómo te merezcan. Pero largo de mi casa.

Marisol:

-Desde esta casa no se cantan coplas de muerte a nadie. Nosotros somos gente de paz. Si habéis de asesinar al vecino llamar a su puerta para que os la abra y con ella a la muerte. Largo sinvergüenzas.

El Kepsu nervioso, tirando la mano al bolsillo donde guarda la navaja la saca amenazante y se la pasea con desprecio a Ramón y Marisol por la cara. Dirige voces a su compañero

-Tarde es Josele. Vayámonos. Abandonemos la empresa que estos no ayudan en el pleito. Están de parte de Angelillo. Esto huele a prisión.

Angelillo de Uixó, sin desearlo ha escuchado las coplas. Con la grabadora ha grabado la copla de sus vecinos, borrando sin querer un monologo muy interesante que estaba dando sobre el alcalde de Vall d´uixó, asistentas sociales, curas, pijos, anarquistas, y monjas.

Angelillo de Uixó aprieta el stop al no oír más las voces y haber perdido el hilo de lo monologaba sobre una monja paciente.

-Pero ¿será posible que mis vecinos sean tan subnormales?- se vuelve a grabar –

¿Acaso esto haya sido una broma de mal gusto de mis vecinos?

O quizás…duda Angelillo, siente envidia- Una genialidad. Oh como me desprecio, me deprecio. Yo no soy nadie, no soy nadie.

El Kepsu y el Josele expulsados de la casa del vecino merodean cómo hienas por casa en penumbra de Angelillo. Llevan en la mano piedras para realizar una pequeña Intifada. Las lanzan sobre puertas y ventanas que milagrosamente, por obra del dios Bogo, no se rompen.

Alabado sea el altísimo Bogo- exclama Angelillo tras los golpes.

Los cobardes pasos del Josele y el kepsu resuenan sobre el hormigón del camino mientras aun no se ha estrellado a la pared la última piedra vilmente lanzada.

Angelillo se asoma a la ventana guiado por los ladridos furiosos de Aspac. Solo ladra así cuando se cruza con su dueño al que detesta.

Ve ambas sombras meterse en la chabola del Josele, y a Aspac intentando perseguirlo. El contenedor de basura, pese tener el techo cargado con sacos de algarroba que pesan más de 300 libras, se mueve por sus tirones.

Angelillo furioso sale a la calle.

Enfrente está su vecino con cara cera por el disgusto.

Ramón ¿qué pasa tío?- le pregunta a modo de amonestación.

Este, con tonos de sepia en el rostro niega con la cabeza.

Ramón:

-Nada Angelillo nada, vete a dormir que no pasa nada.

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Angelillo.

-¿ Cómo que no pasa nada Ramón? Joder si los que estaban cantando contigo flamenco me acaban de tirar piedras a la casa.

Ramón apenado, tragando saliva. Medita sin resultado en cómo salir de una situación en la que le han metido. Sin tomar partido ni por uno ni por otros, resuelve lavándose las manos.

-Angelillo, ve a la cama por favor que no ha pasado nada. Habrá sido un mal sueño. La noche es oscura, los búhos están nerviosos. Quizás escucharás una milana perdida.

Angelillo cogiendo una piedra:

¿Y los ladridos de Aspac y las piedras que hay en el patio?

Ramón.

Las piedras, no se, no se. Extraño, si. Lo del perro… vería el animal un ratón- Ramón silencia incomodo, cada vez más incomodo, y sintiéndose peor.

Ramón:

-Angelillo descansa, duerme, sueña. Buenas noches-

Ramón encorvado y caminando despacio se despide con gesto de disgusto.

Angelillo se mete en la casa.

Escucha la grabación y reflexiona.

-Si voy a la guardia civil con esto se van a descojonar. Nadie es tan subnormal de proferir amenazas de muerte cantando flamenco desde casa del vecino de enfrente que dista a menos de tres metros.

Con aire resignado y sombrío, Angelillo de Uixó a las tres de la mañana, colocándose el batín y calentando café reflexiona:

¿Y esto cómo lo cuento? ¿Quizás cómo una historia de vecinos subnormales?

Angelillo de Uixó.


El ladrido de Aspac y la agresión a Angelillo de Uixó is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.

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