This is not Europe Mister Lawrence.
Empecé a sentirme como un escéptico con la misión que me había asignado el gobierno Británico en el campamento de Idomeni a las pocas horas de haber llegado. Una vez doble meticulosamente los calcetines, las camisas, los pijamas en los cajones de mi cuarto y establecí el orden necesario para mis cosas y me duché, decidí empezar la misión encomendada conociendo de cerca la realidad de esas gente. Acaba de oscurecer y quería saber a que tipos de personas debía expulsar para que los mataran. No era fácil mi misión, sobre todo para mi conciencia. Pero las letras del jaguar que tenía aparcado en Manchaster, los pagos de la sustitución de la ducha por un jacuzzi, el suelo de parquet de los bosques vírgenes de Canadá , las facturas del club de golf más importante de Manchester , eran una autentica tortura personal. Sin saberlo, en esas gentes que podían ir al matadero, quizás, solo quizás, podría encontrar un consuelo a mi vida capitalista. Caminaba abstraído, ahora empezaba a pensar ya que tenía tiempo fuera de la ciudad. Lo primero que me extraño fue ver las estrellas.
!Cuantas!!!!
Parpadeaban como encendidas por el fuego de una mujer que bailara.
Un grupo de voces que formaba un canto como si llamaran al Salvador llamó mi atención.
La luna ilumino cerca de una empalizada con foso un trozo de muralla ciclópea donde unos jóvenes bailaban bajo los reflectores antiaéreos del campamento que se deslizaban lentamente sobre los grises toldos. Las cruces que tenían en la parte superior las tiendas de campaña formaban bajo las luces la silueta de gigantescos aviones bombarderos nazis cuyas bombas caían sobre ellos.
Sin embargo ese grupo de jóvenes de forma heroica parecían desafiar la autoridad de los guardianes.
Me apoyé entre los restos de la milenaria muralla cuando sentí como perdía el equilibrio al ver
sobre un contenedor de basura como bailaba un joven cuyo rostro era incluso más fino que el de una mujer. Su pelo, espeso y castaño vaciado graciosamente dos dedos a ambos lados de la cabeza haciendo que el pelo flotara por el aire graciosamente hacia atrás mientras bailaba sobre un contenedor de basura entra aplausos y cánticos de su tierra natal acompañado por silbidos de mujeres con la lengua y frenéticos tambores asiáticos que evocaban las marchas de los camello por el desierto. El muchacho clavó sus ojos en los míos, y empezó a hacer el baile del Egipcio mientras se contoneaba con sus flexibles piernas como una gacela saltarina.
Jamás vi en Manchester algo tan hermoso y sensual.
No tendría más de 15 años y desprendía una sexualidad embriagadora que me ahogaba.
En ese preciso instante noté como mi alma tiraba de mí como hacía años no lo hacía, desde la época en que no tenía trabajo en Manchester y deambulaba por los callejones luchando contra la policía y cantando canciones de los Smith, David Bowie y Pink Floyd. Pasó por mi mente abrir las puertas del campamento y que salieran todos los refugiados corriendo.
Sin embargo, la imagen de la Reina de Inglaterra en los billetes de cinco libras y las deudas con la Caja de Ahorros de Manchester devolvió mi alma a mi conciencia.
No me percaté de que por mi lado acaban de pasar dos enormes sombras hablando en búlgaro.
! callar malditos topos!- les gritaron golpeando las alambras que temblaron.
Entre los muchachos hubo un momento de confusión y sus joviales cánticos espirituales cesaron.
El chico del contenedor saltó al suelo y se dirigió hacia ellos.
Yo estaba demasiado ahogado al verlo…, pero quería gritar:
No muchacho, vuelve, vuelve.
Mi nombre es Faisal – les dijo haciendo una reverencia aristocrática- hoy celebramos que Faisal cumple 15 años, por eso cantamos y damos gracia al señor.
Entonces Faisal tiró con la mano de un extremo de su bella faja turquesa que llevaba sobre sus pantalones blancos y empezó a girar como una peonza mientras la faja se desarrollaba y al caer toda ella se desprendió un bote de coca cola que ocultaba.
Tomar hermanos- les dijo a los guardianes intentando pasarla por la valla.
El bote estalló como un misil lanzado por una raza de bárbaros.
Por favor basta bárbara estirpe eslava- intente mediar mientras el cuerpo Faisal resbalaba como terciopelo por la valla encogiéndose sus doloridos dedos.
Pero fuera de su los guardianes empezaron a acudir y fui empujado al barro y pateado por un salvaje rumano que me llamaba marica inglés degenerado como si fuera un vulgar voluntario de la cruz roja.
Antes de perder el conocimiento vi como se llevaban a Faisal esposado.
Al recobrar el conocimiento aun tuve fuerzas al parlamento Ingles para informar de que estábamos colaborando con las fuerzas nazis. Estaba seguro que la reina mandaría bombardear Berlín y Bruselas junto con los norteamericanos y los Rusos una vez supieran lo que estaba pasando en los campamentos. Desconocía que en esos momentos el primer ministro inglés era perseguido por los pasillos del parlamento por unos papeles de Panamá.
Los Torys jaleaban su nombre blandiendo heroicamente los papeles panameños.
Lo tenían acorralado en las escaleras cuando Bonny respondía a mi llamada sin que yo pudiera entender nada:
Señor Lawrence, las noticias que nos da son excelentes, cuando más se debilite Europa tanto mejor.
Excelente trabajo Míster Lawrence. Seguramente salvara ésta noticia al presidente.
Pero Bonny… creo que no entiendes lo que está pasando aquí….- desconcertado caminaba por el barro huyendo de los búlgaros y los rumanos intentando comprender que estaba pasando a mi alrededor.
EL amanecer que siguió fue terrible y desconcertante. Me dirigía a desayunar y a tomar unas aspirinas cuando vi al pasar hacia la barra del bar que en el templo Griego donde estábamos los europeos humeaba la pira que había en el centro y estaba rodeada de funcionarios.
Me quedé con la boca abierta cuando vi salir al intendente Alemán seguido de daneses y Belgas todos vestidos con unas túnicas color purpura.
Mi corazón sintió una punzada y salí corriendo a la calle.
Baje de dos en dos los peldaños del templo hasta dar la con estatua de Apolo que los alemanes habían convertido en un homenaje a Hitler colocando en la lanza de Apolo la bandera Europe pantalones tiroleses a Apolo y un bigotillo.
No – grité horrorizado al ver la cabeza de Faisal salir de un agujero donde le habían enterrado hasta la cabeza.
El sol empezaba a iluminar la cabeza de Apolo.
Grité llorando:
!Como, como, como..!!!!!!!!
¿ Cómo puede pasar esto?
Besé los labios de Faisal que susurro:
Aguanta.
Angelillo de Uixó.
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